27 de julio de 2012

El canal.

Todo vibra, nada está inmovil. Todo es energía, y la esencia de ésta energía es el movimiento.

No existe nada que esté en reposo, ni una piedra está quieta, en ninguno de los niveles que queramos observar. Aunque la miremos simplemente como una piedra en el suelo, por el sólo hecho de estar en un planeta que está rotando en su propio eje, podemos decir que está en movimiento, pero no sólo esto, ya que las moléculas que dan forma a esta piedra también están en constante movimiento. El escritorio donde posa tu ordenador ahora mismo está vibrando y sonando, pero gracias a los filtros de nuestros oídos no podemos escuchárlos. Y menos mal porque, ¡acabaríamos todos locos! ¡Imagina escuchar todos los sonidos que producen las células de tu cuerpo a la vez!

Hay unos límites por encima y por debajo de un rango de frecuencias que se nos son filtradas, para poder escuchar correctamente. Podríamos decir que esto de alguna manera abre un canal por el cual pasa un tipo de información, la información en forma de ondas de sonido.
Pero las ondas viajan en muchos más canales, por ejemplo la televisión, cada canal que sintonizamos nos muestra una programación diferente. La radio hace lo mismo, recibe una frecuencia de ondas y las transforma en sonido audible.

Un canal es el cable de alimentación de cualquier electrodoméstico, por donde viaja un tipo de energía, la eléctrica en este caso, para dar vida a los aparatos.
Tenemos el canal de la vista, el de los oídos, y uno para cada sentido. Cada canal utiliza un tipo de frecuencia específica propia, para transportar la información hacia el cerebro y desde ahí ser procesada. Los nervios con canales, las venas son canales, un río es un canal, el tayo de una flor, el tronco de un árbol, las cañerías de tu casa, etc... Cada uno transmite un tipo de información, todos son diferentes en forma y frecuencia, pero su misión es la misma, la de conectar y transmitir información.

21 de julio de 2012

Relatos sobre el arte de Enseñar (Parte 2)

Sobre el puente y el puentecillo
(basado en un relato de Silvio Paulo Albino)

Un hombre, después de muchos años de trabajo y meditación sobre la mejor manera de atravesar el río que pasaba delante de su casa, construyó con unos troncos sostenidos por cuerdas un puentecillo sobre él. Pero los habitantes de la aldea raramente osaban atravesarlo, por causa de su precariedad.
Un buen día apareció por allí un ingeniero. Junto con los habitantes, construyeron un puente, lo que dejó enfurecido al constructor del puentecillo. A partir de entonces, él empezó a decir a todo quien quisiera oírlo que el ingeniero había faltado al respeto a su trabajo.

-¡Pero su puentecillo aún está allí!- le respondían los habitantes. -Y es un monumento a sus años de esfuerzo y meditación.
-Nadie lo usa -insistía el hombre, nervioso.
-Usted es un ciudadano respetado, y le apreciamos mucho. Solo que la gente encuentra el puente más bello y útil que el puentecillo, ¡qué se le va a hacer!
-¡Pero ese puente está cruzando mi río!
-Pero señor, a pesar de todo el respeto que sentimos hacia su trabajo, debemos decirle que el río no es suyo. Puede ser atravesado a pié, por barco, a nado, de la manera que queramos; y si las personas prefieren cruzarlo por el puente, ¿por qué no se ha de respetar su deseo?

Finalmente, ¿cómo podemos confiar en alguien que, en vez de intentar mejorar su puentecillo, pasa todo el tiempo criticando el puente?

15 de julio de 2012

Los positivos.

Son los rastreadores, que huelen lo que se está pudriendo desde lo más profundo de los problemas. Bajan al subsuelo, a donde nadie le interesa pasear.

Son perfeccionistas naturales, no pueden dejar las cosas como están cuando éstas no funcionan al 100%, deben arreglarlas o hasta derribarlas del todo para construir nuevamente sobre sólidas bases.
No pueden ver patrones distorsionados, aunque es lo único que pueden encontrar.
Analizan, reparan, corrigen, rectifican, optimizan, establecen nuevas normas.

Saben que si los demás no los vieran como negativos, sino como lo que son, parte de un sistema, son los que están desde antes que los sistemas mismos, son los arquitectos, los que trazan y dibujan los planos. Sin ellos, se caerían las estructuras, porque nadie más estaría ahí para mostrar y señalar lo que no anda bien, tienen la capacidad de proyectar desde algo muy pequeño, pueden ver a largo plazo si un patrón o hábito llevará al bienestar o no del sistema o de la persona que lo contiene.