14 de junio de 2011

El perro vagabundo.

Era un perro vagabundo que se encontró con un hueso muy viejo, pelado y totalmente seco. Entusiasmado comenzó a roerlo y entonces una de las esquirlas le hizo una herida en la boca, de la que comenzó a manar abundante sangre. El perro, degustando su propia sangre, se creía que era un hueso reciente y que le estaba sacando una provechosa sustancia. Roía y roía el hueso, sintiéndose muy feliz por el revitalizante y sabroso jugo que estaba extrayendo del hueso y pensando que estaba nutriéndose convenientemente.
La mente" roe" y " roe" los pensamientos repetitivos, inútiles y mecánicos, creyendo obtener alguna sustancia de ellos, cuando en realidad se está perjudicando y malgastando así sus mejores energías. Con disciplina y tratando de superar los engaños de la mente, el aspirante espiritual debe aprender a poner bajo el yugo de la voluntad los pensamientos y aprender a pensar y no a ser pensado por sus pensamientos parásitos y perturbadores.

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