7 de septiembre de 2011

Perseverancia.


Dos ranitas cayeron en un tambor que contenía leche hasta la mitad. Aunque eran buenas nadadoras, empezaron a cansarse, pero, cuando intentaron salir, descubrieron que estaban demasiado lejos del borde como para alcanzarlo de un salto. Una de las ranas se desesperó. No puedo más-jadeaba-, no saldremos vivas de aquí. -Resiste, resiste-respondía la otra-. Ya encontraremos una solución. No debes abandonar. Sigue nadando, manténte a flote. Un rato más tarde, la ranita quejumbrosa renunció a continuar esforzándose, y se ahogó.   Su valiente compañera siguió nadando, con la energía que da la confianza. Y tanto nadó, que la leche comenzó a cuajarse por el batido de sus patas hasta que se convirtió en sólida manteca. En ella hizo pie para dar un salto que la sacó triunfal, de la trampa.

Del Libro "Pequeñas Historias para Grandes momentos de Walter Salama".

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