8 de enero de 2011

Los tres bardas.

Un discípulo llegó muy agitado a la casa de Socrates y empezó a hablar de esta manera: - ¡Maestro!, quiero contarte cómo un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
Socrates lo interrumpió diciendo: - !Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de las tres bardas lo que me vas a decir?
- ¿Las tres bardas?
- Si - replicó Socrates, - la primera es la VERDAD. ¿Ya examinaste cuidadosamente si lo que me quieres decir es verdadero en todos sus puntos?
- No... lo oí decir a unos vecinos...
- Pero al menos lo habrás hecho pasar por la segunda barda que es la BONDAD. ¿Lo que me quieres decir es por lo menos bueno?
- No, en realidad no; al contrario...
- !Ah! - interrumpió Socrates. Entonces vamos a la última barda. ¿Es NECESARIO que me cuentes eso?
- Para ser sincero, no; necesario no es.
- Entonces - sonrío el sabio. - Si no es verdadero, ni bueno, ni necesario... Sepultémoslo en el olvido...

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