20 de enero de 2011

Cuando la raíz es el amor.

Cerca de un arroyo de aguas frescas, había un pequeño bosque. Los arboles eran muy variados. Todos gastaban las energías en ser mas altos y grandes, con muchas flores y perfumes, pero quedaban débiles y tenían poca fuerza para echar raíz.

En cambio un laurel dijo: " Yo, mejor, voy a invertir mi savia en tener una buena raíz: así creceré y podre dar mis hojas a todos los que me necesiten".

Los otros arboles estaban muy orgullosos de ser bellos; ¡en ningún lado había tantos colores y perfumes! Y no dejaban de admirarse y de hablar de los encantos de unos y otros, y así, todo el tiempo, mirándose y riéndose de los demás.

El laurel sufría a cada instante esas burlas. Se reían de él, señalando sus flores y perfumes, meneando el abundante follaje.

-¡Laurel!... (le decían) para que quieres tanta raíz? Mira a nosotros, todos nos alaban porque tenemos poca raíz y mucha belleza.

¡Deja de pensar en los demás! ¡Preocupate solo de ti!

Pero el laurel estaba convencido de lo contrario; deseaba amar a los demás y por eso tenia raíces fuertes.

Un buen día, vino una gran tormenta, y sacudió, soplo y resoplo sobre el bosque. Los arboles mas grandes, que tenían un ramaje inmenso, se vieron tan fuertemente golpeados, que por mas que gritaban no pudieron evitar que el viento los volteara.

En cambio el pequeño laurel, como tenia pocas ramas y mucha raíz, apenas si perdió unas cuantas hojas.

Entonces todos comprendieron que lo que nos mantiene firmes en los momentos difícil, no son las apariencias, sino lo que esta oculto en las raíces, dentro de tu corazón...

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