26 de marzo de 2011

Las esferas.

La Tierra había dado ya incontables vueltas alrededor del Sol, pero él no tenía rasgos de preocupación alguna. Él era especial, traía consigo un don de nacimiento. Aunque él decía que todos teníamos el mismo poder, solo  que él lo sabía y nosotros no, y que por eso nadie lo utilizaba.
No había nada más deslumbrante que su mirada, era cristalina. Y cuando te miraba, sutilmente surgía una sonrisa de su cara, como si estuviese viendo algo que solo tu podrías entender. Su voz era clara y transmitía su interior que era como una noche en las montañas, esa que está bien lejos de las ciudades, oscura, misteriosa, silenciosa. Con una luna llena que no puedes dejar de contemplar.
Cada vez que recibía un mensaje de él, quedaba totalmente paralizado, solo mi mente se quedaba como bailando una música que no podía seguir. Hacía que algo cambiara por dentro, luego cuando salía del trance y subía a la superficie de la realidad, esa misma realidad ahora se me presentaba más real, y lo anterior me parecía un sueño profundo. Como lejano, pero sabía que no había pasado mucho tiempo desde que desperté. Sabía que no estaba viendo nada diferente. Todo era igual, pero algo era distinto.

Aunque recibía muchos mensajes, él no era una persona que hablase mucho, pocas veces movía sus labios, pero siempre tenía algo que decir. Y así, sin decir nada él me enseñaba mucho, aprendía con sus actos, un ejemplo tras otro de perfecta armonía. Nunca chocaba con nadie, sin embargo, recibía muchos golpes. Muchos pasaban por encima de él sin siquiera notarlo, ¡era como invisible!
La mayoría de estas personas iban dentro de burbujas muy densas, casi no percibían la luz, la rebotaban. Había casos en que la luz que penetraba la burbuja se acumulaba en su interior. Con el tiempo ocurría algo mágico; la burbuja se volvía cada vez más transparente y más clara, y la luz concentrada se hacía notar. Pequeños halos casi imperceptibles se asomaban y al final, en su momento cumbre solo podías ver una esfera luminosa.

Nunca tuve la oportunidad de verlo, pero él me dijo que estas esferas luminosas comienzan poco a poco a reunirse, concentrándose en una nueva esfera. Me dijo que era exactamente igual que cuando la luz se concentra en el centro de las densas burbujas. Pero ahora era a una escala mayor. También quiso que sepa que había algo curioso en la forma en que se juntaban, siempre la esfera más brillante atraía a las menos brillantes...

Clever Alejandro Ceballos.

1 comentario:

  1. Dejarse atrapar por la luz para descubrir que siempre ha estado ahí, que la llevabas dentro, que era y es parte de ti.

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