31 de octubre de 2011

Educación.


Un nuevo integrante había llegado a la familia: se trataba de un precioso cachorro de un mes y medio de edad, que alegró a todos con su presencia. Claro a medida que pasaban los días, se presentaban las dificultades: el perrito robaba las pantuflas, mordisqueaba las patas de los muebles, orinaba en cualquier parte, molestaba a las visitas. Cuando la situación se tornó caótica, el dueño de casa tomó la determinación de llevar a la revoltosa mascota a una escuela de perros.   Fue a averiguar a la que le quedaba más cerca de su casa, y habló con el instructor. Le describió el estado de las cosas, acordaron un arancel y un horario, y preguntó ¿podemos comenzar hoy mismo? Por supuesto, cuanto antes mejor. Justamente ahora tengo un turno libre. Voy a buscar el perrito. ¿Para qué? Pase, no más, al aula. Yo les doy clase a los amos, que son los que tienen la responsabilidad. 


De pequeñas historias para grandes momentos de Walter Salama.


27 de octubre de 2011

Saludos.


Son mensajes breves de alta significación, sentimientos claros y positivos claros y positivos con los que expresamos la alegría de un encuentro o lo mejor de nuestros deseos hacia lo otros: Bienvenido, Welcome, Bienvenu, Shalon, Wilkomen, Benvenuto. "Hola", "Ojalá", "Buen viaje", "Hasta mañana", "Hasta luego", es decir "quiero volver a verte", y "que Dios también lo quiera así..." "Buena suerte" La mano extendida, abierta, franca, dice, con transparencia, que no esconde ningún puñal, espada u otra arma agresiva. Si el contacto es lánguido, con entrega parcial de los dedos, desabrido, señala distancia. "Mano fría, amor de un día", "mano caliente, amor para siempre". Hay besos de circunstancia, caníbales, puntuales, veloces, demorados, acelerados, de uni o doble lateralidad. Cuando la reina de Inglaterra trató de hacer las paces con el corsario Morgan, excedido en transgresiones y violencias de todo tipo, decidió visitar el barco del temido pirata y negociador. Morgan y su tripulación esperaban el ingreso de la reina en cubierta, con consciencia culposa, y tal vez confiada, de los que robaban para la corona. Al pisar el barco, Morgan, en señal de arrepentimiento y cordialidad, llevó su mano a la frente semitapándose el rostro. La tripulación lo imitó en signo de lealtad, y desde entonces quedó incorporada la "venia" como saludo a la autoridad. Los bebés rápidamente aprenden a saludar con una sonrisa a los rostros simpáticos. Es un acto reflejo de "Sentir con otro " Los perro nos saludan con un desborde afectivo que solemos encontrar entre conocidos, y así muchos animales reconocen sus graznidos, maullidos y resoplidos de todo tipo de aparición de sus queridos amos, con una euforia desconocida entre humanos. Se saluda levantando el sombrero, inclinando el talle, guiñando un ojo, besando la mano, enviando una tarjeta, una flor o un regalo. Un saludo cambia el color el día y también la temperatura del informe meteorológico. Los saludos gustan, se contestan y unen a la distancia y en la cercanía. Aprendamos de Morgan o del perro, del loro o del bebé, a saludar con afecto y respeto. "El huésped es Dios", dicen las escrituras.

De Cuentos para regalar a personas originales. de Enrique Mariscal

19 de octubre de 2011

El búfalo y el yak.


El búfalo y el yak son dos animales muy singulares. Tienen en común su capacidad de resistencia, su solidez, su mansedumbre, su parca belleza y su simpatía. Ambos son bovinos, pero el búfalo habita en las planicies y en montañas de media altura, en tanto que el yak mora en la altiplanicies y, por tanto, en lugares de notable altura. Y he aquí, porque así es el juego caprichoso de la vida, que un búfalo y un yak se hicieron amigos. Entonces comenzó el problema para ambos. ¿Por qué? Pues porque cuando el búfalo acudía a visitar al yak a sus moradas, se sentía mareado, cansado y, en suma, padeciendo el desagradable mal de altura, y cuando el yak iba a visitar al búfalo a sus tierras, se notaba alicaído, víctima de un insoportable calor y de un aire irrespirable. Búfalo y yak se quejaban. Les unían estrechos lazos de amistad, pero cada vez que uno visitaba al otro en verdad que la cosa se complicaba.

11 de octubre de 2011

El predador.

Hay un predador que vino desde las profundidades del cosmos y tomó control sobre nuestras vidas. Los seres humanos somos sus prisioneros. Nos ha vuelto dóciles, indefensos. Si queremos protestar, suprime nuestras protestas. Si queremos actuar independientemente, nos ordena que no lo hagamos.

Tomaron posesión porque para ellos somos comida, y nos exprimen sin compasión porque somos su sustento. Así como nosotros criamos gallinas en gallineros, así también ellos nos crían en humaneros.Nos han dado nuestros sistemas de creencias, nuestras ideas del bien y el mal, nuestras costumbres sociales. Establecieron nuestras esperanzas y expectativas, nuestros sueños de triunfo y fracaso. Nos otorgaron la codicia, la mezquindad y la cobardía. Es el predador el que nos hace complacientes, rutinarios y egomaníacos. Para mantenernos obedientes, dóciles y débiles, los predadores se involucran en una maniobra estupenda desde el punto de vista de un estratega y horrible desde el punto de vista de quien la sufre: ¡Nos dieron SU mente… que se vuelve nuestra mente. La mente del predador es barroca, contradictoria, mórbida, llena de miedo a ser descubierta en cualquier momento.A través de la mente, que después de todo es SU mente, los predadores inyectan en las vidas de los seres humanos lo que sea conveniente para ellos…”Los predadores consumen conciencia.

7 de octubre de 2011

La aldea y la vaca.


Un sabio con su discípulo llegaron a una aldea cuyos habitantes solo tenían una vaca. Su leche era todo lo que tenían para alimentarse, y de ella vivían. ¿Cómo podemos ayudarlos? preguntó el aprendiz. Mata a la vaca, fue la respuesta. Pero morirán de hambre, es lo único que tienen. Es lo único pero no es suficiente. Mata a la vaca. El joven obedeció a regañadientes y ambos siguieron su camino. ¿Por qué me has ordenado esto?, reclamaba apenado el novicio. Llegado el momento lo comprenderás. Justo una año después, el maestro propuso regresar a aquella aldea. Grande fue la sorpresa del discípulo cuando, contra todo lo que temía, se encontró con un pueblo feliz y próspero. ¿Qué ha sucedido aquí?, exclamó dirigiéndose al líder. Que ellos te lo cuenten. Y uno de los aldeanos tomó la palabra: Cunado descubrimos muerta a nuestra vaca, supimos que ya no podríamos vivir de su leche. Entonces buscamos una solución. Nos dimos cuenta de que estas tierras eran fértiles, así que sembramos trigo. Comimos una parte de la producción y vendimos el resto, y con ese dinero compramos unos animales. Ahora somos agricultores y vivimos mejor que nunca.

de Pequeñas Historias para grandes momentos de Walter Salama.

4 de octubre de 2011

La tristeza y la furia.


En un reino encantado donde los hombres nunca pueden llegar, o quizás donde los hombres transitan eternamente sin darse cuenta...
En un reino mágico, donde las cosas no tangibles, se vuelven concretas...
Había una vez...
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente....
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.
Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas las dos.
Entraron en el estanque.
La furia apurada (como siempre está la furia), urgida, sin saber por qué se bañó rápidamente y más rápidamente aún, salió del agua...
Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada , se puso al salir, la primera ropa que encontró...
Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza...
Y así vestida de tristeza, la furia se fue.
Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.
En la orilla se encontró con su ropa ya no estaba.
Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.
Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es solo un difraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad... Está escondida la tristeza.


Jorge Bucay

Cuentos para pensar.