28 de febrero de 2011

El saco de carbón.

Un día, Jaimito entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto.
Su padre,  lo llamó. Jaimito, lo siguió, diciendo en forma irritada: 
- Papá, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Pedrito no debió hacer lo que hizo conmigo. 
Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo! 
Su padre, un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba con calma al hijo quien continuaba diciendo: 
- Imagínate que el estúpido de Pedrito me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso!

26 de febrero de 2011

El violín de Paganini.

Algunos decían que él era muy extraño. Otros, que era sobrenatural.




Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.




Una cierta noche, el palco de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo.


La orquestra entró y fue aplaudida.

El maestro fue ovacionado.



Mas cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró.



Paganini coloca su violín en el hombro y lo que se escucha es indescriptible.



Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecen tener alas y volar con el toque de sus dedos encantados.



De repente, un sonido extraño interrumpe el solaz de la platea.
Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompió.
El maestro paró.

25 de febrero de 2011

La caminata.

Una vez un padre de una familia muy rica llevó a su hijo a pasear por el campo con el firme propósito de que su hijo viera cuan pobres eran esos campesinos. Pasaron un día y una noche completos en la destartalada casita de una familia muy humilde.



Al concluir el viaje y de regreso a la casa en su flamante automóvil, el padre le preguntó a su hijo: ¿Qué te ha parecido el viaje? 
- Muy bonito, papi!!!.
¿Viste que tan pobre puede ser la gente?.
- Insistió en papá.
Sí, respondió el niño. ¿Y qué aprendiste, hijo - inquirió el padre nuevamente.
Vi, dijo el pequeño- Que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro.

Nosotros tenemos una piscina que llega hasta la mitad del jardín, ellos tienen un arroyo que no tiene fin.
Nosotros tenemos unas lámparas importadas en el patio, ellos tienen las estrellas.
El patio de nosotros llega hasta la pared junto a la calle, ellos tienen todo un horizonte de patio.
Al terminar el relato, el padre se quedó mudo...
Y su hijo agregó: Gracias, papi, por enseñarme lo pobres que somos.

24 de febrero de 2011

Vivir feliz.

* Observa el amanecer por lo menos una vez al año.
* Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.
* Ten un buen equipo de música.
* Elige a un socio de la misma manera que elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y viceversa.
* Desconfía de los fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.
* Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.
* Evita a las personas negativas; siempre tienen un problema para cada solución.

23 de febrero de 2011

El supremo maestro.

Había dejado atrás su juventud buscando afanosamente en disciplinas y filosofías tan dispares como el zen, budismo, sintoísmo, islam, cristianismo, judaísmo, la practica del yoga y la meditación, aquellas respuestas que su espíritu inquieto necesitaba tan imperiosamente. Podía decirse de él que ya lo había probado todo. De ninguna de sus tentativas logró el resultado esperado, más bien al contrarío; cada vez era mayor su confusión y frustración. Hasta que un día, resignado ya, decidió rendirse y renunciar a toda búsqueda.
Abatido por lo que él sentía como el abrumador peso de la derrota, fue dando tumbos, sin ocupación ni meta.
Más, un día, alcanzó a oír lo que un grupo de jóvenes con el entusiasmo propio de su juventud comentaban:
-Pues si, dicen de él que es no solo un gran maestro, sino que, además es el mejor, el más sublime, el primero, el más grande...

21 de febrero de 2011

El ánimo de un guerrero. (2/3)

Capítulo XI del libro “Viaje a Ixtlán” de Carlos Castaneda

Se puso de pie y empezó a desarmar la jaula. Volvió a poner la tierra en donde la había tomado, y cuidadosamente esparció las ramas en el chaparral. Luego cubrió con desechos el círculo limpio, dejando el área como si nada la hubiese tocado jamás.
Comenté su eficacia. Dijo que un buen cazador sabría que habíamos estado allí por más cuidado que él tuviese, porque las huellas de los hombres no pueden borrarse por entero.
Tomó asiento con las piernas cruzadas y me indicó sentarme lo más cómodo posible, dando la cara al sitio donde me había enterrado, y quedarme quieto hasta que mi ánimo de tristeza se hubiera disipado.
-Un guerrero se entierra para hallar poder, no para llorar de pena -dijo.
Intenté explicar, pero él me detuvo con un movimiento impaciente de cabeza. Dijo que había tenido que sacarme aprisa de la jaula porque mi ánimo era intolerable y él temió que el sitio resintiese mi debilidad y me hiciera daño.

La diferencia.

Cuentan que una vez un hombre mayor caminaba por la playa contemplando el mar, cuando a  lo lejos vio una figura de un hombre que parecía bailar.

Se  apresuró para acercarse más a esa persona y ver exactamente lo que hacía. Cuando se acercó se dio cuenta que no estaba bailando sino tomando estrellas de mar y arrojándolas mar adentro tan fuerte como podía.

Le pregunta entonces: "¿Qué haces mi joven amigo?".

Este respondió: "La tarde está cayendo y la marea bajando, si no arrojo estas estrellas al mar morirán, así que las estoy enviando dentro del mar otra vez".

El hombre mayor sonrió irónicamente y le dijo: "Pero hay miles de playas en todo el  mundo, donde miles de estrellas de mar morirán. ¿Crees tú que con eso harás la diferencia?".

19 de febrero de 2011

El ánimo de un guerrero. (1/3)

Capítulo XI del libro “Viaje a Ixtlán” de Carlos Castaneda

Llegué a la casa de don Juan el jueves 31 de agosto de 1961 y él, sin darme siquiera tiempo de saludar, metió la cabeza por la ventanilla de mi coche, me son rió y dijo:

Tienes que manejar un trecho muy largo, a un sitio de poder, y ya casi es mediodía.

Abrió la puerta del coche, se sentó junto a mí en el asiento delantero y me indicó marchar hacia el sur durante unos ciento veinte kilómetros; luego tomamos hacia el este por un camino de tierra y lo seguimos hasta llegar a las faldas de las montañas. Estacioné el coche a un lado del camino, en una hondonada que don Juan eligió porque era lo bastante profunda para ocultar el vehículo a la vista. Desde allí fuimos directamente a la cima de los cerros bajos, cruzando un llano vasto y desolado.
Cuando se hizo de noche, don Juan escogió un si tio para dormir. Exigió silencio completo.

18 de febrero de 2011

Aprendí y decidí.


Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar…

decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades,

y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos,
Aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,
Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui,
Me dejó de importar quién ganara o perdiera,
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.

Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener,
es tener el derecho de llamar a alguien “Amigo”.
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento,
“el amor es una filosofía de vida”.

Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados

y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente.
Aprendí que de nada sirve ser luz
si no vas a iluminar el camino de los demás.

Aquel día decidí cambiar tantas cosas...

Aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad,
desde aquel día ya no duermo para descansar…
Ahora simplemente duermo para soñar.


16 de febrero de 2011

Los cuatro enemigos naturales.

Sábado, 8 de abril, 1962
En nuestras conversaciones, don Juan usaba a menudo la frase "hombre de conocimiento", o se refería a ella, pero nunca explicaba qué quería decir. Inquirí al respecto.
-Un hombre de conocimiento es alguien que ha seguido de verdad las penurias de aprender – dijo-. Un hombre que, sin apuro, sin vacilación ha ido lo más lejos que puede en desenredar los secretos del poder y el conocimiento.
-¿Puede cualquiera ser un hombre de conocimiento? -No, no cualquiera, 
-¿Entonces qué debe hacer un hombre para volverse hombre de conocimiento? -Debe desafiar y vencer a sus cuatro enemigos naturales.
-¿Será un hombre de conocimiento tras derrotar a estos cuatro enemigos?
-Si. Un hombre puede llamarse hombre de conocimiento sólo si es capaz de vencer a los cuatro.
-Entonces, ¿puede cualquiera que venza a estos enemigos ser un hombre de conocimiento?
-Todo el que los venza se convierte en un hombre de conocimiento.
-¿Pero hay requisitos especiales que un hombre debe cumplir antes de luchar con estos enemigos?
-No hay requisitos. Cualquiera puede tratar de llegar a ser hombre de conocimiento; muy pocos llegan a serlo, pero eso es natural. Los enemigos que un hombre encuentra en el camino para llegar a ser un hombre de conocimiento son de veras formidables, de verdad poderosos; y la mayoría, pues, se pierde. -¿Qué clase de enemigos son, don Juan?
Se negó a hablar de los enemigos. Dijo que pasaría largo tiempo antes de que el tema tuviera algún sentido para mí. Traté de mantener vivo ese tema, y le pregunté si pensaba que yo podía volverme hombre de conocimiento. Dijo que nadie podía decir eso de seguro. Pero yo insistí en preguntar si había algunas pistas que él pudiera usar para determinar si yo tenía o no oportunidad de convertirme en un hombre de conocimiento. Dijo que dependería de mi batalla contra los cuatro enemigos -de si podía yo vencerlos o salía vencido- pero que era imposible predecir el resultado de esa lucha.

El florero de porcelana.

El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un monasterio Zen.
Cierto día, el Guardián murió, y fue preciso sustituirlo.

El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.

- Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.

Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.

- Éste es el problema -dice el Gran Maestro -resuélvanlo-.

Los discípulos contemplaron perplejos el "problema", por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?


Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.

- ¡¡¡ Al fin alguien que lo hizo !!! - exclamó el Gran Maestro- Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años, Usted es el nuevo guardián.

Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:

- Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un "problema". No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado.


Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae comodidad... "Solo existe una manera de lidiar con un problema": atacándolo de frente.
En estas horas, no se puede tener piedad, ni ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo.


Recuerda que un problema, es un problema. No tiene caso tratar de "acomodarlo" y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es   otra cosa más que "UN PROBLEMA". Déjalo, hazlo a un lado y continúa tu misión.
No huyas de él... No lo escondas ...
¡Acaba con él!

13 de febrero de 2011

Las cuatro esposas.

Había una vez un rey que tenía cuatro esposas. Él amaba a su cuarta esposa más que a las demás y la adornaba con ricas vestiduras y la complacía con las delicadezas más finas. Sólo le daba lo mejor.


También amaba mucho a su tercera esposa y siempre la exhibía en los reinos vecinos. Sin embargo, temía que algún día ella se fuera con otro.



También amaba a su segunda esposa. Ella era su confidente y siempre se mostraba bondadosa, considerada y paciente con él. Cada vez que el rey tenía un problema, confiaba en ella para ayudarle a salir de los tiempos difíciles.



La primera esposa del rey era una compañera muy leal y había hecho grandes contribuciones para mantener tanto la riqueza como el reino del monarca. Sin embargo, el no amaba a su primera esposa y aunque ella le amaba profundamente, apenas si el se fijaba en ella.

11 de febrero de 2011

La liebre y el tigre.

Que gran decepción tenía el joven de esta historia, su amargura absoluta era por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las personas, al parecer, ya a nadie le importaba nadie.

Un día dando un paseo por el monte, vio sorprendido que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido, el cual no podía valerse por sí mismo.

Le impresionó tanto al ver este hecho, que regresó al siguiente día para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual. Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre.

Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta.
Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales, se dijo:
"No todo está perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas".

Y decidió hacer la experiencia: Se tiró al suelo, simulando que estaba herido, y se puso a esperar que pasara alguien y le ayudara.

Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda. Estuvo así durante todo el otro día, y ya se iba a levantar, mucho más decepcionado que cuando comenzamos a leer esta historia, con la convicción de que la humanidad no tenía el menor remedio, sintió dentro de sí todo el desespero del hambriento, la soledad del enfermo, la tristeza del abandono, su corazón estaba devastado, y casi no sentía deseo de levantarse.

Entonces allí, en ese instante, lo oyó...
¡Con qué claridad, qué hermoso!, una hermosa voz, muy dentro de él le dijo:

Si quieres encontrar a tus semejantes, si quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la humanidad, para encontrar a tus semejantes como hermanos, deja de hacer de tigre y simplemente se la liebre".

10 de febrero de 2011

La carrera de sapos.

Era una vez una corrida... ¡De sapos!

El objetivo era llegar a lo alto de una gran torre.
Había en el lugar una gran multitud.
Mucha gente para vibrar y  gritar por ellos.
Comenzó la  competencia.
Pero como  la multitud no creía que pudieran alcanzar la cima de aquella torre,  lo que más se escuchaba era:
"¡Que pena! esos sapos no lo van a conseguir... No lo van a conseguir..."
Los sapitos comenzaron a  desistir.
Pero  había uno que persistía y continuaba subiendo en busca de la cima.
La multitud continuaba gritando "... ¡que pena!  no lo van  a conseguir!..."
Y los sapitos estaban dándose por  vencidos.
Salvo por aquel sapito que seguía y seguía tranquilo y ahora cada vez con más y más fuerza.
Cuando estaban llegando el final de  la competición todos desistieron, menos ese sapito que curiosamente en contra de todos, seguía.
Finalmente llegó a la cima con todo su esfuerzo.
Los otros querían saber qué le había pasado.
Un sapito le fue a preguntar como él había conseguido concluir la prueba.
Y descubrieron que era sordo.
No permitas que personas con el pésimo hábito de ser negativos derrumben las mejores y  más sabias esperanzas de tu corazón.
Recuerda siempre el poder que tienen las palabras que escuchas.
Por lo tanto, preocúpate siempre en ser POSITIVO.
Resumiendo: Se siempre "sordo" cuando alguien te dice que no  puedes realizar tus sueños

9 de febrero de 2011

El pescador y el banquero.

Un banquero de inversión estaba en el muelle de un pueblito costeño cuando llego un botecito con un solo pescador. Dentro del bote habían varios atunes amarillos de buen tamaño. El banquero elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuanto tiempo le había tomado pescarlos. 

El pescador respondió que solo un poco tiempo. El banquero luego le pregunto porque no permanecía más tiempo y sacaba más pescado?
El pescador dijo que el tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia. El banquero luego preguntó, "¿pero que hace usted con el resto de su tiempo?" El pescador dijo, "duermo tranquilo, pesco un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora, María, caigo todas las noches al pueblo donde como y toco guitarra con mis amigos. Tengo una vida extremadamente  feliz  y ocupada."

7 de febrero de 2011

No culpes a nadie.

Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente TÚ has hecho lo que querías en tu vida. Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote. El triunfo del verdadero hombre surge de las cenizas de su error.
Nunca te quejes de tu soledad o de tu suerte, enfréntala con valor y acéptala. De una manera u otra eres el resultado de tus actos y prueba que tú siempre has de ganar.
No te amargues de tu propio fracaso ni se lo cargues a otro, acéptate ahora o seguirás justificándote como un niño. Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar y que ninguno es tan terrible para claudicar.
No olvides que la causa de tu presente es tu pasado así como la causa de tu futuro será tu presente. Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo. Piensa menos en tus problemas y más en tu trabajo; tus problemas, sin alimentarlos, morirán.
Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos. Mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte y dejarás de ser un títere de las circunstancias porque tú mismo eres tu destino. Levántate y mira el Sol por las mañanas y respira la luz del amanecer.
Tú eres parte de la fuerza de tu vida, ahora despiértate, lucha, camina, decídete y triunfarás en la vida; nunca pienses en la suerte, porque la suerte es el pretexto de los fracasados.
Pablo Neruda

6 de febrero de 2011

La concentración y la piedad.

Un joven, preso de la amargura acudió a un monasterio en Japón y le expuso a un anciano maestro:

- Querría alcanzar la iluminación, pero soy incapaz de soportar los años de retiro y meditación. ¿Existe un camino rápido para alguien como yo?

-Te has concentrado a fondo en algo durante tu vida? preguntó el maestro.
- Solo en el ajedrez, pues mi familia es rica y nunca trabajé de verdad.
El maestro llamó a un monje. Trajeron un tablero de ajedrez y una espada afilada.
- Ahora vas a jugar una partida muy especial de ajedrez. Si pierdes te cortaré la cabeza con esta espada; y si por el contrario ganas, se la cortaré a tu adversario.

Empezó la partida. El joven sentía las gotas de sudor recorrer su espalda, pues estaba jugando la partida de su vida. El tablero se convirtió en el mundo entero. Se identificó con él y formó parte de él. Empezó perdiendo, pero su adversario cometió un desliz. Aprovechó la ocasión para lanzar un fuerte ataque, que cambió su suerte. Entonces miró de reojo al monje.

Vió su rostro inteligente y sincero, marcado por años de esfuerzo. Evocó su propia vida, ociosa y banal... y de repente se sintió tocado por la piedad. Así que cometió un error voluntario y luego otro... Iba a perder.
Viéndolo, el maestro arrojó el tablero al suelo y las piezas se mezclaron.
-No hay vencedor ni vencido -dijo-. No caerá ninguna cabeza.

Se volvió hacia el joven y añadió: -Dos cosas son necesarias: la concentración y la Piedad. Hoy has aprendido las dos.

(Cuento Zen)

3 de febrero de 2011

¿Por qué gritan las personas?

Un día Meher Baba preguntó a sus mandalies lo siguiente:- ¿Por que la gente se grita cuando están enojados?:
Los hombres pensaron unos momentos:
Porque perdemos la calma - dijo uno - por eso gritamos.-
Pero ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? - preguntó Baba - No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?
Los hombres dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía a Baba.
Finalmente él explicó:
Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.
Luego Baba preguntó:- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente,¿por qué? Sus corazones están muy cerca.
La distancia entre ellos es muy pequeña.
Baba continuó - Cuando se enamoran más aún, qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aun más cerca en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así es cuan cerca están dos personas cuando se aman.
Luego Baba dijo:-

Cuando discutan no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los distancien más, llegará un día en que la distancia sea tanta que no encontrarán más el camino de regreso.

2 de febrero de 2011

La ratonera.

Un ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y su esposa abriendo un paquete.. Pensó, luego, qué tipo de comida podía haber allí..


Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera (Trampa para Ratones). Fue corriendo al patio de la Granja a advertir a todos:


"Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!"

La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levanto la cabeza y dijo:"

Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, más no me perjudica en nada, no me incomoda."

1 de febrero de 2011

El relámpago.

Un relámpago no ilumina tu camino, no te sirve como si fuera una lámpara en tu mano; sólo te da un fogonazo, un vislumbre del camino que tienes por delante. Pero ese vislumbre es precioso; ahora tus pies estarán firmes, ahora serás fuerte, ahora tu determinación de alcanzar tu destino se verá fortalecida. Haz visto el camino, sabes que está ahí y no deambulas sin dirección. Un fogonazo de luz y vislumbrarás el camino que tienes que recorrer y el templo que es el destino de tu viaje. He oído una historia de dos hombres que se perdieron en el bosque una noche muy oscura. Era un bosque muy peligroso, lleno de animales salvajes, muy denso y rodeado de oscuridad. Uno de los hombres era un filósofo y el otro era un místico. De repente estalló una tormenta, las nubes se abrían y había grandes relámpagos. El filósofo miraba al cielo, el místico mantenía la vista en el camino. En ese momento hubo un relámpago y el sendero se iluminó delante de ellos. El filósofo miró al relámpago y se preguntó: "¿Qué está pasando?", perdiendo así el camino.
Tú estás perdido en un bosque aún más denso que el de esta historia. La noche es más oscura. A veces viene un relámpago: debes mirar al sendero. Chuan Tzu es un relámpago, Buda es un relámpago, yo soy un relámpago. No me mires a mí, mira al sendero. Si me miras a mí, perderás tu oportunidad, porque el relámpago no se volverá a repetir. Sólo dura un momento, y los momentos en los que la eternidad penetra en el tiempo son muy escasos; son como relámpagos. Y cuando empieces a vivir, las cosas ordinarias adquieren una belleza extraordinaria. Cosas pequeñas - la vida consiste en cosas pequeñas - pero cuando les aportas la cualidad de un amor intenso y apasionado se transforman, se vuelven luminosas. 

OSHO