Los pensamientos negativos, los pensamientos agitados, los pensamientos peyorativos o los pensamientos dubitativos contaminan nuestro mundo mental.
Hay que eliminar todo eso con el fin de mejorar nuestra ecología interior, sustituyéndolo por actitudes positivas.
A la violencia y a los temores que suelen difundir los medios, hay que oponerles el conocimiento, el arte, la belleza, la búsqueda del bienestar, de la paz y el amor.
La inquietud no es más que un pensamiento. El 90% de las cosas que nos preocupan no ocurren nunca.
Las emociones, las ansiedades, las depresiones nerviosas, tienen cualidades tóxicas. Nos destruimos mental y físicamente con la rebeldía, el miedo, la envidia, las frustraciones, el odio, el resentimiento. Los pensamientos negativos obstruyen el cerebro e impiden que el amor y la felicidad circulen libremente por él. Las preocupaciones trastornan nuestro sueño, desencadenan la diebaetes, las arrugas, las canas... Destruyen la facultad para concentrarse y decidir. Bloquean la energía y desarreglan el metabolismo. ¡Y sin embargo, las preocupaciones no son más que un hábito!
¡Cómo vamos a crearnos una vida tranquila si malgastamos nuestra energía mental en preocupaciones constantes!
Dominique Loreau.