27 de diciembre de 2010

El árbol que no sabía quien era.

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales.
Todo era alegría en el jardín; y todos ellos estaban muy satisfechos y felices. Excepto por un solo árbol, profundamente triste.
El pobre tenía un problema: no daba frutos. "No sé quién soy," se lamentaba.
- Lo que te falta es concentración,- le decía el manzano,- si realmente lo intentas, podrás tener deliciosas manzanas. ¿Ves que fácil es?
- No lo escuches,- exigía el rosal.- Es más sencillo tener rosas y ¿Ves que bellas son?
Y desesperado, el árbol intentaba todo lo que le sugerían. Pero como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.

26 de diciembre de 2010

Guerreros de la Luz.

Los guerreros de la luz mantienen el brillo en sus ojos. Los guerreros de la luz se reconocen por la mirada. Están en el mundo, forman parte de la vida de otras personas y comienzan su jornada sin alforja y sin sandalias. Muchas veces son cobardes. No siempre actúan acertadamente.
Sufren por cosas inútiles, tienen actitudes mezquinas, a veces se juzgan incapaces de crecer. Frecuentemente se consideran indignos de cualquier bendición o milagro.
No siempre están seguros de lo que están haciendo aquí. Muchas veces pasan noches en vela, creyendo que sus vidas no tienen sentido.
Por eso son guerreros de la luz. Porque se equivocan. Porque se preguntan. Porque buscan una razón, y con seguridad la encontrarán.
Dice el maestro al guerrero, cuando lo ve deprimido: Tú no eres el que aparentas en los momentos de tristeza. Eres mucho más que eso.
Mientras que muchos partieron (por razones que nunca llegaremos a comprender), tú continúas aquí.
¿Por qué Dios se llevó a personas tan increíbles y te dejó a ti?En este momento, millones de personas ya desistieron. No se quejan, no lloran, ya no hacen nada; se limitan a dejar pasar el tiempo, porque perdieron su capacidad de reacción.
Tú, en cambio, estás triste. Esto prueba que tu alma continúa viva.


Paulo Coelho

23 de diciembre de 2010

El Helado.

En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sento en una mesa. La mesera puso un vaso de agua en frente de él.
“¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con cacahuetes?” pregunto el niño.
“Cincuenta centavos” respondió la camarera.
El niño saco su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas.
“¿Cuánto cuesta un helado solo?” volvio a preguntar.
Algunas personas estaban esperando por una mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente.
“Treinta y cinco centavos” dijo ella bruscamente.
El niño volvio a contar la monedas.
“Quiero el helado solo” dijo el niño.
La camarera le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue. El niño terminó el helado, pagó en
la caja y se fue.


Cuando la camarera volvió, empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio.
Allí, puesto ordenadamente junto al plato vació, había quince centavos… Su propina.

50€.

Jorge, con el rostro abatido de pesar, se reúne con su amiga Laura en un bar a tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias…¡que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación!… Todo parecía estar mal en su vida.
Laura introdujo la mano en su bolso, sacó un billete de 50€ y le dijo.
-¿Quieres este billete?
Jorge, un poco confundido al principio, le contestó:
-Claro, Laura… Son 50€, ¿quién no los querría?
Entonces Laura tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo una pequeña bola. Mostrando la estrujada pelotita a Jorge, volvió a preguntarle:

22 de diciembre de 2010

Carpe Diem.

Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después…. Después de terminar la carrera, después de conseguir trabajo, después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro.
Luego nos sentimos frustrados porque nuestros hijos no son lo suficientemente grandes, y pensamos que seremos más felices cuando crezcan y dejen de ser niños, después nos desesperamos porque son adolescentes, difíciles de tratar.
Pensamos: seremos más felices cuando salgan de esa etapa.
Luego decidimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor coche, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando consigamos el ascenso, cuando nos retiremos.
La verdad es que . NO HAY MEJOR MOMENTO PARA SER FELIZ QUE AHORA MISMO. Si no es ahora, ¿cuándo? La vida siempre estará llena de luegos, de retos.
Es mejor admitirlo y decidir ser felices ahora de todas formas... No hay un luego, ni un camino para la felicidad, la felicidad es el camino y es AHORA… ATESORA CADA MOMENTO QUE VIVES, y atesóralo más porque lo compartiste con alguien especial; tan especial que lo llevas en tu corazón y recuerda que EL TIEMPO NO ESPERA POR NADIE.
Así que deja de esperar hasta que termines la Universidad, hasta que te enamores, hasta que encuentres trabajo, hasta que te cases, hasta que tengas hijos, hasta que se vayan de casa, hasta que te divorcies, hasta que pierdas esos diez kilos, hasta el viernes por la noche o hasta el domingo por la mañana; hasta la primavera, el verano, el otoño o el invierno, o hasta que te mueras, para decidir que no hay mejor momento que justamente ÉSTE PARA SER FELIZ...


LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO. TRABAJA COMO SI NO NECESITARAS DINERO, AMA COMO SI NUNCA TE HUBIERAN HERIDO, Y BAILA… COMO SI NADIE TE ESTUVIERA VIENDO.

21 de diciembre de 2010

Cada día es especial.

Un amigo abrió el cajón de la cómoda de su esposa y levanto un paquete envuelto en papel de seda:
“Esto dijo – no es un simple paquete, es lencería”
Tiro el papel que lo envolvía y observo la exquisita seda y el encaje.
“Ella compro esto la primera vez que fuimos a Nueva York, hace 9 años. Nunca lo uso. Lo estaba guardando para una ocasión especial. Bueno… creo que esta es la ocasión”
Se acerco a la cama y coloco la prenda junto con las demás ropas que iba a llevar a la funeraria. Su esposa acababa de morir. Volviéndose hacia mí, dijo:

20 de diciembre de 2010

Dilo hoy.

Había una vez un chico que nació enfermo. Una enfermedad que no tenía cura. Con 20 años y podría morir en cualquier momento. Siempre vivió en su casa, bajo el cuidado de su madre, pero un día se cansó y decidió salir solo por una vez. Le pidió permiso a su madre y ella acepto.
Caminando por la calle vio muchas tiendas y al pasar por una tienda de música vio a una chica atendiendo de más o menos su edad.
Fue amor a primera vista. Abrió la puerta y entró sin mirar nada que no fuera ella. Acercándose poco a poco, llegó al mostrador donde se encontraba. Ella lo miró y le dijo sonriente:

17 de diciembre de 2010

Leyenda de Amor Siux.

Cuenta una vieja leyenda de los Indios Siux norteamericanos que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, un valiente joven guerrero y Nube Azul, la hija del jefe, una de las más hermosas mujeres de la tribu.

- Nos amamos – empezó el joven
- Y nos vamos a casar – dijo ella
- Nos queremos tanto que tenemos miedo, queremos un conjuro, algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos, que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar el día de la muerte.

Cuento hindú sobre la felicidad.

Un gato grande ve como un gatito da vueltas sobre sí mismo, tratando de agarrarse la cola, y le pregunta: ¿Por qué lo haces?.
 
Y, el gatito responde: porque me he dado cuenta de que lo mejor en la vida es la felicidad; y mi cola es la felicidad.
 
El gato grande le replica: Yo también sé que mi cola es la felicidad. Pero, me he dado cuenta que, cuando la persigo se me escapa. Y, cuando me centro en hacer lo que tengo que hacer, ella viene detrás de mí a cualquier sitio que yo vaya.

16 de diciembre de 2010

El valor de las cosas.

"Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?"

El maestro, sin mirarlo, le dijo:

-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después...- y haciendo una pausa agregó Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

-E...encantado, maestro -titubeó el joven pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien-asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y dándoselo al muchacho, agregó- toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete ya y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.

El joven tomó el anillo y partió.

Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo. En afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, monto su caballo y regresó.

Cuánto hubiera deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro. Podría entonces habérsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.
-Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

-Que importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él, para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.

El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil, lo miró con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
-Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.

-¡¿58 monedas?!-exclamó el joven.

-Sí -replicó el joyero- Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

El Joven corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.

-Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo-. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.



Historia Zen

Poesía de Marianne Williamson.


Nuestro mayor temor no consiste en no ser adecuados.
Nuestro mayor temor consiste en que somos poderosos más allá de toda medida.
Es nuestra luz y no nuestra oscuridad lo que nos atemoriza.
Nos preguntamos: “¿Quién soy yo para ser brillante, espléndido, talentoso, fabuloso?”.
Pero en realidad, ¿quién eres tú para no serlo? Eres hijo de un Dios.
Tus pequeños juegos no sirven al mundo.
Disminuirte a ti mismo para que los demás no se sientan inseguros a tu lado no tiene nada que ver con la iluminación.
Todos estamos hechos para brillar, como brillan los niños.
Nacemos para manifestar esta gloria del Dios que está dentro de nosotros.
Y no es que esté sólo en algunos; está en todos nosotros.
En la medida en que dejamos que brille nuestra propia luz, damos a otros permiso para hacer lo mismo.
En la medida en que nos liberamos de nuestro temor,
nuestra presencia libera automáticamente a otros.

15 de diciembre de 2010

Saberlo o no saberlo.

Un caminante llegó a un pueblo donde se anunciaba la actuación del “hombre maravilloso”, un personaje que, según contaba el pregonero, era capaz de realizar milagros.
El viajero se colocó en lugar de privilegio para ver el número, y, empezado éste, observó que, en efecto, aquel hombre realizaba prodigios tan grandes como el de crear objetos de la nada.
Terminada la función, se acercó al «hombre maravilloso» y le preguntó:
-¿Dónde está el truco de los fenómenos que realizas?
-No hay ningun truco -contestó éste.
-¿Quieres decirme que eres capaz de crear de la nada? -volvió a inquirir.
-Así es -contestó de nuevo.
-Eso es imposible -gritó el viajero. Sólo puede crear Dios. ¿Es que acaso tú eres Dios?
-Así es -volvió a responder el “hombre maravilloso”.
Lleno de indignación ante aquella irrespetuosa manifestación, el viajero gritó burlándose:
-¡Tú eres tan Dios como puedo serlo yo!
-Así es también -respondió de nuevo-, sólo que hay una pequeña diferencia entre tú y yo.
-¿Cuál es? -preguntó intrigado el caminante.
-Que yo lo sé y tú no.

Gracias a la mamá de Edu.

El prudente.

Hace mucho tiempo, en un lugar remoto de Asia un joven rey gobernaba a su pueblo con justicia y sobriedad. Este rey se ocupaba del bienestar de sus súbditos, los impuestos que cobraba eran los imprescindibles para cubrir eficazmente las necesidades generales y dedicaba su jornada a atender puntualmente los asuntos de estado.

En el reino había paz y prosperidad. Y a su lado siempre estaba su fiel y sabio consejero, que ya había servido como tal a su padre.

Pero un día, el joven rey dijo en una comida a su mayordomo:

-Estoy cansado de comer con estos palillos de madera, soy el rey, así que da orden al orfebre de palacio de que me fabrique unos palillos de marfil y jade.

Oída esta orden, el consejero se dirigió inmediatamente al soberano:

-Majestad, os pido que me relevéis lo antes posible de mi cargo. No puedo serviros por más tiempo.

El monarca, extrañado, preguntó cuál era el motivo de aquella repentina decisión.

-Es por los palillos, señor -respondió el consejero-. Ahora habéis pedido unos palillos de jade y marfil, y mañana querréis sustituir los platos de barro por una vajilla de oro. Más adelante desearéis que vuestros vestidos de tela sean reemplazados por otros de seda. Otro día, en vez de conformaros con comer verduras y puerco, solicitaréis lenguas de alondra y huevos de tortuga. De este modo, llegará el momento en que vuestros caprichos y el mal uso del poder os harán ser injusto con vuestro pueblo. Entonces, yo me rebelaré contra su majestad, y por nada del mundo deseo ver amanecer ese día.

Dicen que el rey canceló la orden dada al orfebre y siguió comiendo con sus palillos de madera. Desde ese día fue llamado y conocido por todo el reino como «el Prudente».
Y conservó al viejo consejero a su lado hasta su muerte.

Dos ranas.

Este cuento se explica a los niños de la India para enseñarles el poder de las buenas palabras en la amistad.


La historia explica que un grupo de ranas caminaban por el bosque cuando dos ranas cayeron en un pozo muy profundo. Inmediatamente todas las demás ranas pensaron que no podrían salir de allí y no paraban de gritar:

- ¡No podéis salir! ¡No saltéis! Vais a morir...

Las dos ranitas atrapadas no hicieron caso de sus palabras y saltaron con todas sus fuerzas. Sin embargo, una de ellas pronto se desanimó por los gritos de sus compañeros. Dejó de saltar y murió. La otra rana continuó saltando sin parar, a pesar de los gritos de las otras ranas:

- ¡No podéis salir! ¡No saltéis! Vais a morir...

Gracias a que continuó saltando consiguió salir de ese pozo tan hondo y se salvó. Cuando salió del pozo, las otras ranas no se lo podían creer:

-¡Te has salvado! Es un milagro! ¿Pero no oías nuestros gritos de desánimo?

La ranita se consiguió salvar porque era sorda, y se pensaba que los gritos eran de ánimos. La otra ranita, en cambio, oía los gritos y se desanimó tan rápido que murió.

Esta historia nos explica el poder de las palabras bondadosas. Una palabra bonita cuando un amigo está triste le puede ayudar mucho, y una palabra de desánimo le puede hacer sentirse aún peor. 

10 de diciembre de 2010

Detalles.

El alumno, según él, había terminado el cuadro. Llamó a su maestro para que lo evaluara. Se acerco el maestro y observo la obra con detenimiento y concentración durante un rato. Entonces, le pidió al alumno la paleta y los pinceles. Con gran destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá. Cuando el maestro le regreso las pinturas al alumno el cuadro había cambiado notablemente.

El alumno quedo asombrado; ante sus propios ojos la obra había pasado de mediocre a sublime. Casi con reverencia le dijo al maestro:

Como es posible que con unos cuantos toques, simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro?

Es que en esos pequeños detalles esta el arte. Contestó el maestro.

9 de diciembre de 2010

Campo electromagnético.

Todas las células vivas tienen una carga eléctrica de entre 70 y 90 milivoltios cuando están sanas y cuando están enfermas su carga eléctrica disminuye (60 milivoltios, 50, 40...) y cuando llega a 0 milivoltios, la célula muere y se disgrega.

Todas estas cargas eléctricas, presentes en todas las células y en todos los órganos, generan campos magnéticos. La razón es sencilla: según la física básica, toda carga eléctrica en movimiento genera un campo electromagnético. No puede existir una célula con electricidad y sin un campo asociado; simplemente, esto es algo imposible según las leyes de la física.

Estos campos electromagnéticos parece que tienen más influencia de lo que se ha querido ver hasta ahora. No sólo existen, sino que parecen formar una primera barrera de protección en torno a la célula, un verdadero campo de fuerza que mantiene a la célula protegida de muchas agresiones externas que tienen una carga energética muy leve.

Otro gran campo electromagnético, el de La Tierra, mantiene protegida a la vida sobre el Planeta, evitando que nos alcancen numerosas radiaciones dañinas procedentes del sol y del espacio exterior. Sin el campo magnético de La Tierra la vida sería imposible, simplemente no existiría.

Los campos electromagnéticos protectores que tienen cada célula y cada órgano se agrupan en un campo mayor asociado a cada ser vivo. Este campo magnético puede ser percibido por algunos seres sensibles o entrenados para ello (mediante el yoga, meditación y otras técnicas).

8 de diciembre de 2010

Anahatha.

Los pulmones son los encargados de la comunicación con el afuera, son los únicos órganos que están en contacto con el medio ambiente. Toman el oxígeno que transmiten a la sangre, que a su vez le sirve a las células para liberar la energía de la glucosa que se encuentra en los alimentos que tomamos. Cada célula necesita oxígeno. Es tan importante que con muy poco tiempo que no respiramos, morimos. Podemos estar mucho tiempo sin comer ni beber, pero no podemos dejar de respirar. Así que podemos decir que nos aporta el alimento más importante, el más sutil.

El aire, se encarga de transmitir la información entre los diferentes seres, el aire es un medio conductor, transporta lo esencial para la vida. Los pulmones toman el oxígenos que nos sirve y desechan el dióxido de carbono que aprovechan las plantas, y ellas sueltan nuevamente oxígeno, así se crea un patrón eterno de intercambio, estamos conectado con todo, aunque no nos demos cuenta. Las plantas y árboles utilizan este medio para soltar sus semillas y expandirse. Transportan las semillas de la vida.

De ahí que el cuarto chakra, que es el del corazón (Anahatha), tiene sentido. Es el chakra de la comunión, del amor por los demás y por uno mismo. Este chakra nos une con lo esencial de la vida, lo que nos permite vivir. Este chakra es regido por el elemento aire.
El corazón bombea la sangre que transporta el oxigeno recibido por los pulmones y le devuelve el dióxido de carbono para ser desechado. Al igual que los pulmones el corazón se expande y se contrae.

El cuarto chakra es el punto energético de la glándula del timo, que entre otras funciones regulan la actividad y las interacciones de las células T.

Cuando funciona bien este centro, actúa como un sistema inmune, te advierte cuando algo es extraño y necesita ser examinado antes de aceptarlo, sabe cuando algo tiene afinidad contigo, con tu organismo, y puede entrar en tu cuerpo.

Este chakra es el que te impulsa por el "camino con corazón".

Dos bebés en un pesebre.

En 1994 dos americanos respondieron una invitación que les hiciera llegar el Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y ética en las escuelas públicas, basada en principios bíblicos. Debían enseñar en prisiones, negocios, el departamento de bomberos, de la policía y en un gran orfanato. En el orfanato había casi 100 niños y niñas que habían sido abandonados, y dejados en manos del Estado. De allí surgió esta historia relatada por los mismos visitantes:



Se acercaba la época de las fiestas de 1994. Los niños del orfanato iban a escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Les contamos acerca de María y José llegando a Belén, de cómo no encontraron lugar en las posadas, por lo que debieron ir a un establo, donde finalmente el niño Jesús nació y fue puesto en un pesebre. A lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no podían contener su asombro. Algunos estaban sentados al borde de la silla tratando de captar cada palabra.

Una vez terminada la historia, les dimos a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que hicieran un tosco pesebre. A cada chico se le dió un cuadradito de papel cortado de unas servilletas amarillas que yo había llevado conmigo. En la ciudad no se podía encontrar un solo pedazo de papel de colores. Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel cuidadosamente colocando las tiras como paja. Unos pequeños cuadraditos de franela, cortados de un viejo camisón que una señora americana se olvidó al partir de Rusia, fueron usados para hacerle la manta al bebé. De un fieltro marrón que trajimos de los Estados Unidos, cortaron la figura de un bebé.

Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda. Todo fue bien hasta que llegué donde el pequeño Misha estaba sentado. Parecía tener unos seis años y había terminado su trabajo. Cuando miré el pesebre quedé sorprendido al no ver un solo niño dentro de él, sino dos. Llamé rápidamente al traductor para que le preguntara por qué había dos bebés en el pesebre. Misha cruzó sus brazos y observando la escena del pesebre comenzó a repetir la historia muy seriamente. Para ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez estaba muy bien, hasta que llegó la parte donde María pone al bebé en el pesebre. Allí Misha empezó a inventar su propio final para la historia, dijo:

"Y cuando María dejó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar para estar. Yo le dije que no tenía mamá ni papá y que no tenía un lugar para estar. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con Él. Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso pensé qué tenía que pudiese darle a Él como regalo. Se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso le pregunté a Jesús:






- Si te doy calor, ¿ese sería un buen regalo para ti?

Y Jesús me dijo:

- Si me das calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya recibido.

Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que podía quedarme allí para siempre."

Cuando el pequeño Misha terminó su historia, sus ojitos brillaban llenos de lágrimas empapando sus mejillas. Se tapó la cara, agachó la cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo. El pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de él. ¡Alguien que estaría con él para siempre! Y yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino quiénes tienes, lo que verdaderamente importa. 

Los dientes del Sultán.

En un país muy lejano, al oriente del gran desierto vivía un viejo Sultán, dueño de una inmensa fortuna.
    

El Sultán era un hombre muy temperamental además de supersticioso. Una noche soñó que había perdido todos los dientes. Inmediatamente después de despertar, mandó llamar a uno de los sabios de su corte para pedirle urgentemente que interpretase su sueño.

- ¡Qué desgracia mi Señor! - exclamó el Sabio - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.         
- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos, por ser un pájaro de mal agüero. Más tarde, ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

- ¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que vuestra merced tendrá una larga vida y sobrevivirá a todos sus parientes.         
Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los consejeros reales le dijo admirado:

- ¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños del Sultán es la misma que la del primer Sabio. No entiendo por qué al primero le castigó con cien azotes, mientras que a vos os premia con cien monedas de oro.

- Recuerda bien amigo mío - respondió el segundo Sabio - que todo depende de la forma en que se dicen las cosas... La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la enchapamos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado...

- No olvides mi querido amigo - continuó el sabio - que puedes comunicar una misma verdad de dos formas: la pesimista que sólo recalcará el lado negativo de esa verdad; o la optimista, que sabrá encontrarle siempre el lado positivo a la misma verdad".

Dice el libro de los Proverbios: "Las palabras del hombre son aguas profundas, río que corre, pozo de sabiduría... Con sus labios, el necio se mete en líos; con sus palabras precipitadas se busca buenos azotes... Cada uno comerá hasta el cansancio del fruto de sus palabras.

La vida y la muerte dependen de la lengua; los que hablan mucho sufrirán las consecuencias". Prov 18,4.20-21.- Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.

"Las Mil y una noches" (literatura popular árabe)